AYUDA PARA LA ALIMENTACIÓN DE NUESTROS MAYORES: PAUTAS DE CUIDAR BIEN MAYORES

El alimentar al adulto mayor representa muchas veces un reto para el cuidador: puede ser desde dedicar un poco de tiempo para acompañarle y hablar con el mayor mientras come, hasta casi suplicarle, prometerle premios, desesperarse tratando de meterle la cuchara porque “es por su bien”.
Recuerda que la alimentación que le brindas es para el propio bienestar de este, no para ti.
No olvides que la capacidad del estómago de la persona es mucho menos que la tuya, por lo tanto, no esperes que coma la misma cantidad.
Déjale ver que ese tiempo es para él, ponle música calmada, adopta una actitud serena, sonríele y háblale con cariño.
Sus alimentos deberán estar siempre a una temperatura conveniente, la presentación deberá ser en lo posible, apropiada, llamativa.
Dale de comer en el comedor, a la hora en que todos comen, para favorecer su apetito y su convivencia con el resto de la familia.
Coloca un delantal de plástico para evitar derrames de alimentos en su ropa, sitúate siempre sentado en frente o a un lado de la persona. Así te darás cuenta de cualquier situación normal (que lo tire, se ensucie los labios…), o anormal( si se atraganta, es una situación que puede causar la muerte por asfixia).
Despacio, cucharada a cucharada, lleva a su boca los alimentos que él o ella acepte. Fuérzalo suavemente sin llegar al punto de prometerle premios si come, menos aun amenazarlo, recuerda que normalmente el aceptará lo que a él le satisfaga, la necesidad de alimentarlo es de él, no tuya.
Los cubiertos utilizados deben de ser los apropiados, evita cucharás demasiado grandes o de bordes filosos, evita si es posible el uso del cuchillo y del tenedor. En caso de la necesidad de cortar los alimentos, hazlo en la cocina, antes de sentarte a alimentarlo.
El uso del tenedor déjalo para cuando el mayor te lo pida. Esas pequeñas precauciones evitarán que le lesiones la lengua, las encías, u otras partes bucales.
Cuidado de persona mayores
Dietas especiales.
La mayoría de nuestros mayores tienen la necesidad de dietas especiales, ya en su composición, ya en su textura, o en su preparación.
Otros casos exigen una preparación especial, como aquellos en los que se requieren dietas limitadas en calorías.
La situación más frecuente será siempre la de alimentar a un adulto mayor sin dientes, es decir, sin la capacidad de masticar con facilidad, por lo que una medida ideal la constituyen los purés y los licuados. Los purés son la comida regular licuada y sin haberla colado (la fibra contenida en los alimentos será definitivamente benéfica para obrar o defecar con menor dificultad).
En los licuados, el elemento dominante es el agua o la leche. Trata invariablemente de percatarte que sus alimentos sean de buen sabor y textura, tal y como lo hacías con tus hijos…

Alimentación por Sonda.
Muchos mayores necesitan ser alimentados a través de una sonda o tubo de material plástico que pasa generalmente por uno de los orificios de la nariz o, en otras ocasiones, a través de una incisión que se práctica en el cuello o en el abdomen. Con esta medida se garantiza el aporte nutritivo del paciente, a pesar de que no pueda tragar.
Para la alimentación con sonda se requiere una sonda generalmente colocada por el médico, ya en la nariz, en el cuello o en el abdomen. Estas últimas deben de ser colocadas en la sala de operaciones, por médico y con paciente anestesiado ligeramente. A ambas sondas se les conecta una bolsa que contiene la comida ya preparada.
Ésta se debe colocar a una altura superior a la del tronco de la persona; de lo contrario, por gravedad, lo que se encuentre en el estómago, saldrá por la sonda hacia la bolsa. A mayor altura de la bolsa, mayor será la velocidad con que pasen los alimentos al estómago, por lo que se deberá colgar la bolsa a determinada altura (60 o 70 cm, por arriba del nivel del paciente)
Cada bolsa con alimento deberá pasar lentamente, desde 20 minutos a una hora, después deberá de pasarle de 50 a 250 c.c. de agua.
La bolsa hay que lavarla en el lavamanos o en el fregadero con agua tibia, dejándola lista para la siguiente comida.
Sí la bolsa se perfora, cámbiala por una nueva y recuerda que no requiere esterilización.
Una vez pasados los alimentos y el agua, la sonda que pasa por la nariz debe dejarse sin tapar ni anudar, para permitir salir por ella el aire que exista en el estómago. Solamente debes recordar que hay que colocarla por encima del nivel del cuerpo para evitar cualquier reflujo por la sonda. La que se coloca en el abdomen, sí es conveniente cerrarla.
La alimentación por sonda genera estreñimiento su médico podrá prescribir algún medicamento para ayudar a la persona a que evacúe.
La sonda debe estar siempre limpia y libre de depósitos alimenticios. La sonda de la nariz (nasogástrica), se cambia cada vez que esta sucia o cuando toma un color café, lo conveniente es que la cambies cuando mucho cada 10 días.
Cuando se debe fijar en la cara, es muy aconsejable el utilizar una cinta del tipo Micropore para evitar lastimar la piel al retirarla.
En lo referente a la sonda del abdomen, dado que por lo general está construida con un material antiadherente, requiere ser cambiada con menor frecuencia que la nasogástrica.
El cambio de sonda deberá hacerlo el médico, puesto que la sonda penetra por una perforación quirúrgica en la pared del abdomen, el aseo cuidadoso y la limpieza escrupulosa son necesarios para evitar la instalación de un proceso infeccioso en el área.
También es muy aconsejable mantener el sitio por el que penetra la sonda cubierto con una gasa con vaselina.

Pautas para ayudar con la alimentación a nuestros mayores
Fuente: Guía para el cuidado del enfermo en el hogar. Editorial Diana. México,1997

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